La Estancia de Alta Gracia fue organizada por los jesuitas a partir de 1643, forma parte de un conjunto con la iglesia y la residencia construida sobre una planta el L, con patio principal el acceso y elegante escalinata central, patio posterior de trabajo y locales anexos; el obraje, el tajamar, las ruinas del molino y el antiguo horno en el primer paredón del sistema de acequias.
El frente de la residencia invita a cruzar sus muros para conocer la historia de la villa serrana y caminar por las salas que habitó Santiago de Liniers durante 1810.